abril 18, 2024

Acueductos de Cantalloc maravillan a la BBC y Nat Geo

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Los acueductos de Cantalloc son una obra excepcional de la ingeniería hidráulica del antiguo Perú que ahora, gracias a su puesta en valor, maravillan al mundo.

Los acueductos de Cantalloc son una obra excepcional de la ingeniería hidráulica del antiguo Perú que ahora, gracias a su puesta en valor, maravillan al mundo que descubre este sorprendente sistema de pozos y canales subterráneos que se construyó en la actual provincia de Nasca, región Ica. Las reconocidas cadenas internacionales BBC Mundo y National Geographic (Nat Geo) le dedican amplios reportajes resaltando su gran valor.

Las líneas de Nasca, en el sur de Perú, son un enigma histórico que durante decenios ha excitado la imaginación y curiosidad de viajeros, historiadores y arqueólogos.

Hoy se sabe que los gigantescas líneas y geoglifos fueron obra de los pobladores de la cultura nasca, que habitaron entre los siglos I y VII el departamento de Ica, en el desierto costero del centro-sur de Perú, pero son muchas aún las incógnitas, lo que ha dado lugar a las interpretaciones más diversas, algunas tan peregrinas como la que las atribuye a la acción de extraterrestres.

También se sabe que ni la cultura nasca ni sus fabulosas líneas hubieran sido posibles sin otro vestigio grandioso del que no se ha hablado tanto: los acueductos de Nasca (Cantalloc), un extraordinario sistema de pozos y canales subterráneos que permitió regar los campos de los nazca y producir los alimentos necesarios para que floreciera una próspera cultura en una de las zonas más áridas e inhóspitas del continente americano.

Se les ha llamado “los ojos de agua”, por los puntos de captación de agua de los acueductos y los respiraderos en forma de espiral de unos siete metros de profundidad que dejan percibir el agua en algunos puntos de la red.

Ana María Cogorno, presidenta de la Asociación María Reiche, afirma que “sin agua no hay vida, por lo que toda esa cultura única no hubiera sido posible sin los acueductos”.

Cogorno forma parte de un proyecto para la conservación de los acueductos en colaboración con el Ministerio de Cultura de Perú, la Unesco y la multinacional peruana de refrescos AJE Group. Muchos siguen en uso hoy día y se utilizan para el abastecimiento de agua a los pobladores de la zona.

Qué son los acueductos de Nasca

Los acueductos de Nasca son un sistema híbrido asombrosamente avanzado para la época. De acuerdo con el Ministerio de Cultura de Perú, la mayoría fueron construidos entre los años 300 y 500, entre los períodos conocidos como Nasca Temprano y Nasca Medio. Se estima que datan de una fecha cercana a la de las líneas y geoglifos.

Se trata de un sistema de galerías filtrantes, con pozos, reservorios y canales, algunos subterráneos y otros a cielo abierto, excavados por los nazca, que lograron así extraer el agua contenida en la capa freática bajo el terreno desértico que habitaban.

¿Cómo funcionan los acueductos?

El sistema capta por filtración el agua de la capa freática y la conduce por tramos subterráneos y descubiertos hasta almacenarlos en un reservorio desde el que luego será distribuida a los campos de cultivo.

Los canales tienen una longitud operativa de más de 9,5 km y logran irrigar más de 3,000 hectáreas de tierras.

Alberto Martorell, responsable de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica, señala que “así se hacían con el agua de las filtraciones y las nevadas de los Andes, que pasaba por el subsuelo y desde allí era captada a través de los acueductos de una zona en la que no hay agua superficial la mayor parte del año”.

Quienes la han estudiado han admirado la cultura nasca por sus conocimientos de astronomía y matemáticas, y los canales son un nuevo ejemplo de la sabiduría de este mundo antiguo y misterioso.

Martorell indica, sin embargo, que, aunque la red tuvo básicamente la finalidad de la irrigación, “la cercanía de unos ojos de agua a otros hace pensar que tuvieron también un uso ceremonial”.

Por su parte, National Geographic resalta que cientos de pozos en espiral descansan en el desierto peruano: son los respiraderos del complejo sistema de acueductos de Nazca, diseñados hace 1,700 años.

A unos 300 kilómetros al sur de Lima, la capital de Perú, habitan arañas kilométricas y aves místicas, que extienden sus alas como si fueran carreteras emplumadas. Otros animales sagrados también residen ahí, en medio del desierto: fueron trazados por la cultura nasca hace 2,500 años, a lo lago de cientos de hectáreas.

Aunque en la actualidad todavía no se sabe cuál fue la función real de las Líneas de Nasca, como se les conoce a estos glifos monumentales, los trazos han perdurado en el desierto desde entonces. Ahora, un equipo de arqueólogos en Perú encontró que los acueductos de Nasca están íntimamente relacionados con los animales sagrados que, imperturbables, todavía habitan el desierto peruano.

El desierto peruano tiene ojos

Los ojos de agua que existen en el desierto peruano no son naturales. Por el contrario, fueron construidos intencionalmente para irrigar las ciudades más importantes de la cultura nasca, hace aproximadamente 1,700 años. Gracias a este sistema milenario, los asentamientos humanos pudieron florecer. De otra manera, se hubieran apagado en esta región, que es una de las más secas de todo el país.

Aunque los acueductos de Nasca fueron funcionales en su época, sólo podían dar agua de diciembre a marzo, explica el Ministerio de Cultura de Perú:

Las culturas que no lograron prosperar fue justamente por la escasez de agua en la zona. Sin embargo, la cultura nasca no sólo logró canalizar el agua artificialmente, sino que crearon un complejo sistema de filtración natural. Lo consiguieron por medio de galerías filtrantes, que aprovechaban las capas freáticas del subsuelo.

Además de dotar de agua potable a la población, de acuerdo con la plataforma de Sitios del Patrimonio Mundial del Perú, el agua se destinó principalmente a la agricultura. De otra manera, no hubieran tenido acceso a regar sus tierras de cultivo. Con todo lo anterior, la Unesco catalogó al sistema de acueductos de Nasca como Patrimonio de la Humanidad en 1972.

Los acueductos, además de ser un sistema hidráulico único en el mundo andino, en términos de funcionalidad, parece ser que también fueron espacios de culto. Más allá de su valor religioso e histórico, los acueductos de Nasca están tan bien construidos, que todavía funcionan, y son parte fundamental de la dinámica agraria de los pobladores de la región hoy en día.

Fuente: Agencia Andina.

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