“La pitahaya es interesante para desarrollar mercados, pero se debe tener mucho cuidado con la expectativa que se va creando en relación con la sostenibilidad comercial”, explicó José Castillo, jefe la Sede Regional de Sierra y Selva Exportadora, organismo del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri).
Castillo asegura que antes de 2015 este producto era mayoritariamente desconocido y que Sierra y Selva Exportadora fue uno de los primeros en introducir la pitahaya como “un cultivo alternativo, nuevo a desarrollar mediante un sistema de investigación e inteligencia comercial”.
Para Castillo, una de las ventajas de producir esta fruta son los bajos costes de producción en relación con otros cultivos, ya que no es muy riguroso en asistencias agronómicas. Sin embargo, sostiene que sí es exigente en aguay que requiere de un cuidado especial contra las plagas.
Desde 2016, Sierra Exportadora está realizando investigaciones en el cultivo de variedades nativas de pitahaya en municipios como Montero y Huancabamba para medir los comportamientos agronómicos y las características finales de las pitahayas rojas.
Producción muy baja
Según Castillo, en Piura, específicamente en la zona de Tejedores (Tambogrande), solo existe una plantación importante de pitahaya, gestionada por el Sr. Luis Correa, la cual lleva promoviendo desde hace tres años el cultivo de tres variedades: amarilla-blanca, roja-blanca y roja-roja.
Sin embargo, Castillo aclara que el pequeño productor Correa “tiene una producción muy baja, problemas sanitarios que todavía no conoce y comercializa la fruta a nivel local”. Finalmente, asevera que en esas zonas de Piura solo existen pequeños lotes y emprendimientos sobre la pitahaya.
