Entre enero y julio de 2024, el sector agrícola representó el 4.6 % del Producto Bruto Interno (PBI), con una producción valorizada en S/ 16 800 millones, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Además, genera empleo para cerca de 4.3 millones de personas, lo que equivale al 24 % de la Población Económicamente Activa (PEA). Sin embargo, solo unas 300 mil personas trabajan en el sector privado formal. Estos datos confirman el rol estratégico de la agricultura en la economía nacional, pero también revelan desafíos importantes en materia de formalización y eficiencia.
A pesar de su dinamismo, muchas empresas agroindustriales enfrentan serias limitaciones de gestión que afectan su rentabilidad y competitividad. “Este rubro puede perder entre un 10 y 25 % de sus ingresos debido al descontrol de insumos, errores de inventario o procesos logísticos ineficientes. Son pérdidas evitables con una adecuada gestión empresarial”, señala José Luis Yarleque, director general de Ramo Perú. Según explica, estas deficiencias impactan directamente en la sostenibilidad financiera del negocio.
Ante esta realidad, herramientas como SAP Business One, un sistema ERP adaptado al sector agroindustrial, permiten optimizar procesos y tomar decisiones basadas en datos en tiempo real. Su implementación puede reducir pérdidas entre un 10 % y 25 %, mejorar la eficiencia operativa hasta en un 30 % y lograr un retorno de inversión en un periodo de 12 a 18 meses, con beneficios visibles incluso desde los primeros seis meses. Esto lo convierte en una solución estratégica para mejorar la gestión integral del agro.
Este ERP integra áreas clave como producción, finanzas, compras, ventas, inventarios y trazabilidad en una sola plataforma. En el caso del agro, permite un control detallado del uso de insumos, gestión de lotes, monitoreo de cosechas y procesos de exportación, todo con información actualizada al instante. “La inversión inicial parte desde los US$ 15 000, siendo ideal para empresas con ventas anuales superiores a S/ 2.5 millones o más de 50 empleados”, detalla Yarleque, aunque aclara que no son requisitos estrictos, sino recomendaciones para maximizar el valor de la solución.
Si bien el interés por la transformación digital en el agro va en aumento, persisten barreras como el temor al cambio, el desconocimiento de sus beneficios y la percepción de que estas herramientas están reservadas solo para grandes corporaciones. “Digitalizar la agroindustria no debe verse como un gasto, sino como una inversión que garantiza competitividad, cumplimiento normativo y sostenibilidad a largo plazo”, concluye el director de Ramo Perú.