El departamento de Cusco, Perú, enfrenta desafíos climáticos divergentes en sus diferentes regiones geográficas, generando una crisis multifacética que afecta a miles de familias, la agricultura y la ganadería. Mientras que la ceja de selva cusqueña experimenta huaicos, inundaciones y deslizamientos debido a lluvias atípicas, las zonas altoandinas sufren de sequías y déficit hídrico. Este contraste climático ha sido agravado por el Fenómeno del Niño, que se espera que provoque lluvias intensas en la costa norte y déficit hídrico en la zona sur del país, afectando a más de un millón de habitantes en varias provincias, incluyendo Puno, Cusco, Tacna, Huancavelica y otras.
En particular, la Laguna de Piuray, ubicada en el distrito de Chinchero a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar, ha experimentado una disminución preocupante en su caudal debido a la falta de precipitaciones pluviales significativas. Esta laguna es crucial para abastecer de agua a diversas comunidades altoandinas y al centro de la ciudad de Cusco. Según las autoridades, el descenso del nivel de agua en la Laguna de Piuray es evidencia directa del impacto del cambio climático y la ausencia de precipitaciones asociadas al Fenómeno de El Niño.
La Empresa Prestadora de Servicio de Saneamiento (EPS SedaCusco), que depende en gran medida de la Laguna de Piuray, ha advertido sobre la disminución drástica en la producción de agua, pasando de más de 9 millones de metros cúbicos anuales a aproximadamente 200 litros por segundo. Este deterioro amenaza con afectar el suministro de agua potable a la ciudad de Cusco y sus alrededores, con la posibilidad de que se restrinja el servicio de manera indefinida en los próximos meses, semanas o incluso días.
La población de Chinchero, que depende directamente de la Laguna de Piuray, ya experimenta las consecuencias de la escasez de agua, con un suministro reducido a solo dos horas al día. Esto ha afectado no solo el abastecimiento doméstico, sino también la capacidad de regar cultivos y satisfacer otras necesidades básicas. Los pobladores han expresado su descontento por la falta de acciones oportunas por parte de las autoridades y han denunciado la contaminación del espejo de agua, incumplimientos de acuerdos y la falta de medidas para abordar la crisis.
Ante esta situación crítica, las autoridades locales y regionales han establecido una mesa técnica multisectorial para abordar la problemática de la Laguna de Piuray. Se han propuesto soluciones, como la interconexión de sistemas de abastecimiento de agua potable, pero la situación sigue siendo delicada, y se prevé una reunión adicional en diciembre para continuar abordando la sostenibilidad del servicio ecosistémico hidrológico que brinda la laguna.
En resumen, la crisis climática en Cusco se manifiesta en una compleja interacción de eventos climáticos extremos, impactando directamente en la disponibilidad de agua, la agricultura y la vida cotidiana de miles de personas en la región. La gestión sostenible del recurso hídrico y la adaptación a los cambios climáticos emergen como desafíos cruciales que requieren una acción coordinada y eficaz de las autoridades y la comunidad.
