Cada cuarto domingo de julio, Perú conmemora el Día Nacional del Pisco, una fecha que resalta la importancia de esta bebida emblemática en la identidad cultural y económica del país. El pisco, elaborado exclusivamente en Perú a partir de uvas seleccionadas, es un reflejo de la diversidad y calidad de los productos agrícolas nacionales.
Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), la producción de pisco ha mostrado una tendencia creciente en la última década. En 2014, la producción era de 4.9 millones de litros, cifra que aumentó gradualmente hasta alcanzar los 8 millones de litros en 2024. En términos económicos, la industria del pisco contribuye anualmente con más de S/ 80 millones en valor agregado. Además, sostiene más de 15 mil empleos directos e indirectos a lo largo de toda su cadena productiva.
Las regiones de Lima e Ica se destacan como las principales productoras de pisco en Perú, concentrando más del 85% de la producción nacional. En 2024, las exportaciones de pisco peruano alcanzaron US$ 8.5 millones en total, impulsadas por una creciente demanda en Estados Unidos, España y Japón, además de mercados emergentes como Indonesia y El Salvador. Según el gremio de la Asociación de Exportadores (ADEX), entre enero y noviembre de 2024 se realizaron exportaciones valoradas en US$ 7.752 millones, con Estados Unidos como principal destino (US$ 2.887 millones), seguido por España y Japón.
Si bien el pisco es un producto emblemático derivado de la vid, su cultivo también impulsa otras cadenas de alto impacto económico para el país, como la uva de mesa. En la campaña 2024–2025 de esta fruta, Perú exportó 562,093 toneladas, consolidando su liderazgo mundial por segundo año consecutivo. En esa misma temporada, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) certificó más de 22,000 hectáreas de cultivo para exportación y autorizó 137 plantas empacadoras, principalmente en Ica (47 %) y Piura (36 %).
De ese modo, el manejo eficiente de enfermedades fúngicas en los viñedos es esencial para asegurar cosechas saludables y productivas. Por ejemplo, fungicidas como Melyra®, que combinan ingredientes activos con acción preventiva y curativa, y Cevya®, que ofrece protección contra patógenos como la oidiosis y el moho gris, son herramientas que pueden contribuir a la sanidad del cultivo, optimizando la producción y la calidad de la uva.
Flavia Zuleta, Gerente de Negocios Soluciones para la Agricultura de BASF Peruana, destaca: “La producción de uva en Perú, ya sea para mesa o para la elaboración de pisco, enfrenta retos comunes como las enfermedades fúngicas, que impactan directamente en la calidad del fruto y en la rentabilidad del cultivo. Desde el ámbito técnico, promover un manejo fitosanitario integral y adaptado a las condiciones locales es clave para fortalecer la sostenibilidad del sector vitícola, preservar la competitividad de nuestros productores, asegurando la calidad que exige el mercado nacional e internacional y sobre todo permitiendo que nuestros productores logren cosechar ganancias”.
En un escenario donde el cambio climático y la presión sobre los recursos naturales son cada vez más evidentes, la sostenibilidad en la producción de uva cobra mayor relevancia. Implementar estrategias de manejo integrado que reduzcan el uso innecesario de insumos, mejoren la eficiencia hídrica y promuevan la resiliencia del cultivo es fundamental para garantizar la continuidad y competitividad del sector vitícola peruano a largo plazo.
El Día Nacional del Pisco es también un llamado a valorar la ciencia y la tecnología detrás de la producción agrícola que sustenta esta bebida icónica. El trabajo conjunto entre agricultores, instituciones y empresas especializadas en agroinsumos contribuye a mantener la tradición y el prestigio del pisco, asegurando su lugar en el mercado nacional e internacional.