La papa reafirma su rol como pieza clave del agro peruano. Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), en 2024 su valor bruto de producción superó los S/ 8,740 millones, generando más de 26 millones de empleos y sustentando a más de 711 mil familias rurales en el país.
Además de su peso en la economía interna, la papa ha mostrado dinamismo exportador: de acuerdo con la Asociación de Exportadores (ADEX), en el primer trimestre de 2025, las exportaciones de papas y sus derivados generaron retornos por US$ 935 mil, con envíos a 18 destinos, principalmente EE.UU., Chile y España. Cabe destacar que el principal formato exportado fue el de snacks, que representó el 41,3% del total. Entre los productos que incluye este grupo se encuentran hojuelas de papas nativas con sal de maras, papas al hilo con sabor a jalapeños, orégano, sal, pimienta y limón.
Perú mantiene una de las mayores biodiversidades de papa en el mundo, pues alberga más de tres mil variedades, lo cual refleja una riqueza genética única. El Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), junto al MIDAGRI, aplicó este potencial a la innovación, con más de 40 variedades desarrolladas y liberadas, lo que ha permitido elevar hasta en un 70% la productividad en unas 140 mil hectáreas en zonas altoandinas.
Voces del campo
Desde Huaral, Gerardo Tsuhako (25 años como productor) lo deja claro: la papa no es solo sustento, sino pasión. “Aunque el mercado es inestable y el clima complica, siempre hay satisfacción al ver crecer la cosecha… si te gusta la agricultura, la vas a disfrutar.”
En Barranca, Crisanto Castro agradece lo que la papa le ha dado a su familia durante 25 años: “Todo lo que tiene mi familia es gracias a la papa… cuando la planta está hermosa, uno se siente contento”.
Finalmente, Ever Liceta, agricultor en Supe y Barranca desde hace 17 años, añade la dimensión patrimonial del cultivo: “La papa es un cultivo milenario y originario del Perú, del que dependen muchas familias. Gracias a ella he podido desarrollarme profesionalmente. No se trata solo de dinero, sino de la esperanza de tener buena producción”.
Enfermedades en la papa
Sin embargo, el esfuerzo y dedicación que agricultores como Gerardo, Crisanto y Ever depositan en cada siembra, enfrenta una amenaza constante. El sustento que la papa provee a sus familias depende directamente de la protección del cultivo contra enfermedades que pueden comprometer su rendimiento si no se gestionan adecuadamente. Por ejemplo, la chupadera fungosa, que ataca semillas y plántulas siendo capaz de truncar el desarrollo temprano del cultivo, y la rancha (Phytophthora infestans), que provoca manchas en hojas, defoliación y pérdida de tubérculos.
Para enfrentar estos desafíos, BASF ha desarrollado soluciones técnicas como Acronis®, que protege la semilla desde el inicio y evita el daño de hongos presentes en el suelo, y Legasus®, un fungicida de amplio espectro que contribuye a controlar patógenos que afectan la productividad y calidad de la papa. A ellas se suma Melyra®, una herramienta que combina Revysol® (nuevo triazol) y pyraclostrobin, con acción sistémica y translaminar para el control de enfermedades como la Alternaria solani. Su efecto fisiológico ayuda a reducir el estrés del cultivo, favoreciendo mayor rendimiento y calidad.
“Un manejo sanitario oportuno es clave para asegurar el rendimiento y la calidad de la papa. La combinación de innovación, conocimiento técnico y buenas prácticas agrícolas permite que los agricultores enfrenten con mayor éxito las amenazas del campo y protejan la inversión que hacen en cada campaña”, señaló Flavia Zuleta, Gerente de Soluciones para la Agricultura en BASF Perú.
La papa peruana no es solo un alimento básico: representa economía, salud nutricional, innovación genética y acción técnica. Su diversidad y su expansión hacia nuevos mercados reflejan un cultivo potente y estratégico para el país, cuyo potencial seguirá creciendo si se prioriza la integración entre tradición, ciencia y comercio.