El sector agropecuario peruano busca recuperarse en el 2024 tras experimentar el peor periodo en tres décadas en el 2023, con una caída del 3%. Se espera un rebote con un crecimiento proyectado del +2.4%, según Scotiabank, gracias a un fenómeno de El Niño débil y condiciones climáticas más favorables. Milton Von Hesse, director de Videnza Consultores, destaca que la campaña agrícola dependerá de las condiciones de temperatura en los primeros tres meses del año. Aunque se anticipa un crecimiento entre 2.5% y 3%, Von Hesse advierte que se trata más de un efecto rebote que de un avance sostenible para el sector, marcado por la crisis de fertilizantes, protestas sociales y fenómenos climáticos en 2022 y 2023.
A pesar de las proyecciones optimistas, Gabriel Amaro, presidente de AGAP, muestra reservas sobre la productividad en el campo. El economista Eduardo Zegarra destaca que las altas temperaturas en la costa pueden afectar cultivos frutales y de papa, generando presión sobre la inflación. La agricultura familiar, que provee el 60% de los alimentos del país, sigue en riesgo. Zegarra estima que la pobreza en este sector podría superar el 40%, afectado por falta de crédito y descapitalización. Aunque el Gobierno implementó el Seguro Agropecuario Catastrófico, solo el 25% de los productores con pérdida total recibe apoyo, lo que evidencia deficiencias en la cobertura del seguro.
En cuanto a la agroexportación, AGAP afirma que las regulaciones han reducido la inversión, anticipando un cierre del 2024 con cifras similares al año anterior. La producción agroexportadora ya registró una caída del 4.3% de enero a noviembre de 2023. Para mejorar la situación, se propone un plan de reactivación que simplifique regulaciones, elimine sobrecostos y promueva la sostenibilidad de las inversiones. Von Hesse destaca la necesidad de una mirada a largo plazo para el sector, con estrategias orientadas a mejorar la productividad, fomentar la innovación agraria y aumentar la superficie con acceso a riego.
