El Decreto Supremo 004-2022 del Ministerio de Agricultura y Riego (Midagri), promulgado en el anterior Gobierno, y que prohíbe utilizar la leche en polvo importada en la elaboración de la leche evaporada, se ha convertido en el peor enemigo de los pequeños ganaderos. El motivo: hoy la industria láctea ya no puede utilizar la leche en polvo importada para estabilizar las diferentes calidades que producen las pequeñas unidades ganaderas del país, muchas de ellas carentes de inversión, tecnologías y asesoramiento técnico. De esta manera el precio de la leche fresca producida por los pequeños ganaderos pierde un mercado vital en la industria láctea, mientras que el producto de los grandes ganaderos -que producen leche de mejor calidad– mejora considerablemente su posición en el mercado.
No obstante promover mecanismos de protección a los precios de la leche producida por los ganaderos nacionales, hoy la Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú señala que, desde la entrada en vigencia del DS 004-2022 en octubre del año pasado, los precios han comenzado a caer. Considerando que los precios de la leche fresca se habían incrementado en 25% desde el 2021 hasta la promulgación del mencionado decreto, es evidente que la única explicación del descenso está en la imposibilidad de la industria láctea de utilizar leche en polvo importada para estabilizar la producción de los pequeños ganaderos.
Según diversas informaciones y estudios en el Perú existen alrededor de 450,000 unidades de producción de leche fresca, de las cuales el 14.1% corresponde a grandes unidades con más de 10 cabezas de ganado, mientras que el 85.5% restante cuenta con menos de 10 cabezas de ganado. El problema para los pequeños entonces es gigantesco, mientras que las posibilidades y ventajas de los grandes es evidente.
Nadie entiende, pues, las razones por las que se promulgó el DS 004 más allá de la voluntad de beneficiar a un sector de grandes ganaderos con buenos contactos en el poder político. La gravedad del yerro se acrecienta cuando analizamos las propias cifras del Midagri, que nos indican que en el periodo 2007-2021 la producción de leche cruda se incrementó en un promedio anual de 3.06%. Igualmente, el Midagri señala que, en esos mismos años, el número de vacas de ordeño aumentó en 1.65%. Si las cifras del sector agricultura indican un crecimiento evidente de las unidades productoras de leche fresca, ¿por qué entonces se promulgó un decreto que solo favorecía a un sector de ganaderos? Nadie lo entiende.
Vale recordar que la industria láctea (Gloria, Laive, Nestlé) compra alrededor del 50% de la leche fresca nacional, mientras que las pequeñas y medianas empresas lácteas emplazadas en Cajamarca, Huancayo, Puno, Cusco y otras regiones compran la otra mitad producida. La prohibición de usar leche en polvo importada en la elaboración de leche evaporada, entonces, afecta la creciente demanda para favorecer a un sector de ganaderos. Y si consideramos que la producción de leche fresca nacional solo atiende el 70% de la demanda nacional las cosas se complican. El mercado de la industria láctea ha sido afectado considerablemente.
En el análisis y el desarrollo de esta norma se encuentra la naturaleza típica de todos los mercantilismos que terminan afectando a todos los productores en beneficios de unos pocos para luego terminar cargándose a los consumidores. Por todas estas consideraciones es necesario que el Congreso proceda a derogar la señalada norma cuanto antes.
