13 de agosto de 2025

Excrementos con propósito: una nueva vía hacia la agricultura sostenible

Excrementos con propósito una nueva vía hacia la agricultura sostenible

Mientras la presión sobre los recursos naturales y la demanda de alimentos crecen a nivel mundial, también emergen soluciones innovadoras que buscan transformar nuestros sistemas de producción. Una de las más sorprendentes proviene de un recurso insospechado: los excrementos humanos. Según reporta The Guardian, a través de un tratamiento especializado, estos residuos pueden convertirse en biocarbón, un material capaz de impulsar una agricultura más sostenible, al tiempo que cierra ciclos de nutrientes que actualmente dependen de procesos contaminantes y costosos.

El biocarbón ofrece múltiples beneficios. Funciona como fertilizante natural, mejora la calidad del suelo y, además, actúa como sumidero de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático. Su producción permite reducir la necesidad de fertilizantes sintéticos y minerales finitos como el fósforo o el potasio, cuya extracción y procesamiento generan altos impactos ambientales. Esta solución se enmarca dentro de los principios de la economía circular, donde los residuos se transforman en recursos que fortalecen la resiliencia agrícola frente a desafíos ecológicos y económicos.

Este carbón vegetal se obtiene al calentar materia orgánica en ausencia de oxígeno, proceso que, cuando se aplica a excrementos humanos, reduce en hasta un 90 % el peso y volumen de los desechos, facilitando su transporte y manejo. Además de ser una fuente rica en nutrientes, evita la liberación de contaminantes presentes en los lodos. Un estudio publicado en PNAS revela que este tipo de biocarbón podría suplir hasta el 7 % del fósforo que se utiliza anualmente en el mundo, y hasta un 25 % del potasio si se incorporan también los nutrientes extraídos de la orina.

Una de sus ventajas más relevantes es la posibilidad de ajustar su composición según las necesidades de cada tipo de cultivo, lo que ayuda a evitar problemas como la eutrofización de ríos y lagos, causada por el exceso de nutrientes. También reduce el crecimiento de malezas y contribuye a una agricultura más eficiente. Para el profesor Johannes Lehmann, autor principal del estudio, el verdadero valor del biocarbón no se limita al rendimiento agrícola: también ofrece autonomía a los países al reducir su dependencia de fertilizantes importados.

La agricultura actual es responsable de una cuarta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, especialmente debido al uso intensivo de fertilizantes sintéticos como el amoníaco, cuya producción mediante el proceso Haber-Bosch es altamente contaminante. Además, la extracción de minerales como el fósforo genera residuos radiactivos y degrada los ecosistemas. En este contexto, el reciclaje de nutrientes provenientes de residuos humanos representa una vía concreta hacia prácticas más sostenibles, al tiempo que el biocarbón permite almacenar carbono de forma estable durante décadas.

A pesar de sus beneficios, esta tecnología enfrenta barreras técnicas, culturales y logísticas. La infraestructura para recolectar y transformar los residuos humanos en biocarbón aún es limitada y, en muchas sociedades, persisten tabúes sobre su uso en la agricultura. Para avanzar, será necesario impulsar cambios normativos, campañas educativas y modelos de economía circular que integren esta práctica en sistemas de producción agrícola sostenibles. Si se logra escalar su aplicación, podría abrirse una nueva etapa en la agricultura del siglo XXI, donde los residuos no se descartan, sino que se convierten en la base de la fertilidad y la seguridad alimentaria del futuro.

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