El exministro de Agricultura, Milton Von Hesse, destaca la necesidad de actualizar la Ley Forestal para brindar estabilidad a agricultores que cultivan en suelos deforestados. La modificación legislativa busca reconocer la tierra según su uso predominante, especialmente en áreas donde la aptitud forestal original ha sido reemplazada por la agricultura moderna, como en el Proyecto Olmos. Sin embargo, la excepción generó un conflicto entre el Ministerio de Desarrollo Agrario y de Riego y el Ministerio del Ambiente, reflejando la división entre apoyar la agricultura y preservar los bosques.
A pesar de las opiniones encontradas, los defensores del cambio argumentan que la nueva ley refleja la realidad y evita condenar a agricultores a la itinerancia, propensos a la deforestación descontrolada. El mercado respalda la primacía de la realidad, pero la implementación efectiva de la ley se convierte en un desafío crucial. Además, se subraya la importancia de una entrega excepcional de títulos y certificaciones, evitando prórrogas indefinidas, y la necesidad de abordar la tala ilegal mediante un debate técnico sobre el sistema de concesiones forestales y la posibilidad de recentralizar la función concedente.
En conclusión, la transformación de la Ley Forestal busca equilibrar intereses agrícolas y ambientales, pero enfrenta desafíos en su implementación efectiva y en la gestión sostenible de los bosques. El conflicto entre sectores gubernamentales, la necesidad de una entrega excepcional de títulos y certificaciones, y el debate pendiente sobre la tala ilegal destacan la complejidad de la situación y la importancia de un enfoque equilibrado para la conservación forestal y el desarrollo agrícola.
