Idromeccanica Lucchini ha apostado por 20 hectáreas de invernaderos en Armenia a 1.800 metros sobre el nivel del mar. La empresa sigue siendo solicitada por negocios de todo el mundo, en especial cuando se trata de desafíos “imposibles”.
“Hemos cubierto 20 hectáreas en dos etapas y ahora la producción de tomates cherry y corazón de buey está en pleno apogeo. Hemos optado por la técnica del cultivo hidropónico y por un ciclo de invierno”, explica Cesare Ghizzi, gerente de ventas de exportación.
El verdadero desafío fue crear las condiciones ideales para que el cultivo a 1.800 metros sobre el nivel del mar 11 meses al año fuera sostenible y rentable. Desde un punto de vista técnico, el invernadero tiene 8,5 metros de altura y está perfectamente aislado gracias a unas mallas fotoselectivas duales. el otro aspecto fundamental es la disponibilidad de agua caliente obtenida de una planta de energía térmica cercana.
“Hemos concluido el segundo ciclo de producción y los rendimientos han superado las expectativas. El ciclo va de agosto a junio y, en los meses de invierno, producimos sin luz artificial, ya que la latitud y las mallas fotoselectivas difunden la luz solar. Ha habido mucho estudio e investigación detrás”.
Desde un punto de vista comercial, la empresa armenia cultiva mucho producto para exportarlo a Rusia. Estos tomates tienen una larga vida útil, así que pueden llegar incluso a los mercados más lejanos.
“Hemos proporcionado toda la tecnología necesaria, alguna en colaboración con una empresa holandesa. Además de las instalaciones, el sistema hidropónico, el riego, la calefacción y el software, hemos puesto a disposición un agrónomo, pues en Idromeccanica Lucchini podemos brindar asistencia también en el desarrollo de las técnicas de cultivo”.
El nuevo polo productivo está situado en una zona con pocas alternativas económicas y da trabajo a más de 200 personas.
