Los expertos europeos que asistieron a Chile durante los incendios que afectaron a ese país a fines de enero y febrero pasado calificaron el evento de “tormenta de fuego”, de dimensiones sin precedentes en la historia. El ministro de Agricultura de Chile, Carlos Furche, visitó Lima y conversó con El Comercio sobre las lecciones aprendidas del último gran desastre natural que enfrentaron.
¿Qué aprendieron de los incendios?
Tanto lo que está ocurriendo en el norte del Perú con un Niño extremo como los incendios en Chile tienen una raíz común: el cambio climático. Hay que buscar generar condiciones para protegerse, reforzar la institucionalidad pública para actuar de forma eficaz y generar un proceso educativo en los productores y ciudadanos para estar preparados.
¿Cuán preparados estaban los productores chilenos?
Nadie puede estar preparado para un evento tan extremo de la naturaleza. Tampoco podían estarlo acá. Uno puede aprender. En el caso del Perú, me lo han dicho las autoridades con las que he conversado, hay un tema de regular la gestión de las cuencas. Esa es una lección que vale para todos. También para Chile.
¿Cómo gestionan las cuencas en Chile?
Tenemos 101 cuencas muy diversas. En países como Chile y el Perú, con territorios extensos, longitudinalmente en el caso nuestro, cada cuenca tiene su particularidad. En este momento estamos discutiendo en el Congreso un proyecto de ley que modifica el código de aguas para darles mayores atribuciones a los organismos públicos para administrar mejor los recursos e impedir el sobreotorgamiento de derechos de aguas en las cuencas y la actuación eficaz en situaciones de escasez.
¿Qué políticas impulsan ante este tipo de riesgos climáticos?
No tenemos facultades para cambiar el clima. Entonces, hay que estar preparados. La manifestación más evidente del cambio climático en Chile es la disminución de los recursos hídricos. Llueve menos y hay menos nieve en la cordillera, que eran los dos elementos básicos que permitieron un desarrollo intensivo de la agricultura. La manera seria de enfrentarlo es invirtiendo mucho más en obras de acumulación de agua y tecnificación del riego. Es lo que estamos haciendo.
¿Cuánto invierten en estas política?
En el caso del riego, tenemos un plan de mediado plazo de US$1.000 millones en tanques medianos y grandes y por año estamos en torno a los US$200 millones de inversión pública y hasta US$60 millones en inversión privada en pequeños embalses y tecnificación de riego.
En el Perú se está implementando un programa nacional de cosecha de agua.
Nosotros lo hacemos también con diversos métodos: impulsando la construcción de pequeñas estructuras, utilizando la topografía natural. También con sistemas artificiales de acumulación de agua, pues hay tecnología disponible cada vez más barata y accesible. Estamos apostando mucho a eso en pequeña escala, que permite acumular agua para consumo y riego. Para un pequeño productor esto hace una gran diferencia.
“También hay que invertir en variedades resistentes”, insta Furche.“Se necesitan políticas activas para conducir la inversión pública y dar señales a la inversión privada”.
