La Academia Peruana del Pisco (APP) se ha propuesto una noble tarea: rescatar y revalorar las tradiciones en torno al pisco, el preciado destilado de uvas que representa el orgullo nacional del Perú. Según su presidente, Johnny Schuler, este empeño implica más que simplemente recordar eventos históricos; implica reconectar con prácticas pasadas, como las festividades de la poda y la vendimia, que solían acompañarse de canciones tradicionales entonadas por ancianos contratados por las bodegas locales.
Schuler enfatiza que la vendimia no es solo la recolección de uvas, sino una celebración del arduo trabajo de los viticultores a lo largo de los numerosos valles del país. Es un tributo al esfuerzo dedicado a cultivar y cuidar las vides, con el fin último de producir un producto de calidad que refleje el alma de la tierra peruana: el pisco. Este destilado, con su rica historia y su sabor único, es motivo de encuentro y brindis, un símbolo de identidad nacional.
Mientras la Academia trabaja en preservar estas tradiciones, en el distrito de Santiago de Surco se gesta un proyecto igualmente ambicioso. La construcción de un museo dedicado al vino y al pisco en la hacienda San Juan Grande busca rendir homenaje a la rica herencia vitivinícola de la región. Con una inversión significativa y el respaldo de la Fundación Canevaro, este proyecto no solo revitalizará la hacienda, sino que también promoverá el conocimiento y aprecio por el pisco entre los visitantes locales y extranjeros.
