El verano del 2024 en Perú ha llegado a su fin, y con él, surge la preocupación sobre el suministro de agua para la temporada seca. A pesar de las expectativas iniciales que descartaban un evento severo de El Niño, las lluvias durante el verano fueron escasas, generando incertidumbre sobre la capacidad de los reservorios para satisfacer las necesidades hídricas del país. A medida que se analizan las precipitaciones del trimestre más lluvioso (enero-marzo), se observa una deficiencia especialmente notable en el norte, lo que plantea interrogantes sobre la disponibilidad de agua para diversas actividades, desde el abastecimiento urbano hasta el riego agrícola.
La climatología peruana y los modelos meteorológicos sugieren que quedan apenas unas tres semanas de lluvias antes de que estas disminuyan significativamente. Ante esta situación, surge la pregunta crucial: ¿Han sido suficientes las lluvias para garantizar el abastecimiento de agua, especialmente en aquellos lugares donde existen reservorios? Hasta el momento, la respuesta parece ser afirmativa en gran medida. En regiones como Lima y Callao, así como en el abastecimiento de centrales hidroeléctricas importantes como las del Mantaro y Rímac, los niveles de agua están cerca del llenado completo, proporcionando cierta tranquilidad respecto al suministro de agua para el presente año.
Sin embargo, la situación varía según la región. Mientras que en el sur se espera que los embalses estén llenos para el inicio de la próxima semana, en el norte aún queda trabajo por hacer. Para áreas como Gallito Ciego y Tinajones, es crucial aprovechar las próximas semanas, donde se observan las lluvias más importantes. De no lograr un llenado adecuado, podría impactar negativamente en la campaña agrícola, especialmente en la siembra de arroz. A pesar de los desafíos, existen expectativas optimistas para el próximo año, donde se espera que eventos climáticos como La Niña mejoren las condiciones hídricas en la sierra peruana.
