El sector agroexpotador, durante la pandemia, ha acelerado su digitalización en el país. Entre las startups que aplican la tecnología para el desarrollo de esta actividad se encuentra la argentina Kilimo, que desde el 2019 brinda servicios de monitoreo de cultivos bajo riego.
La compañía tiene 12 clientes, entre los que se encuentran algunas de las más grandes empresas agroexportadoras del país, que, en total, suman 700 hectáreas monitoreadas por Kilimo.
A partir de sus casi tres años experiencia en el mercado peruano, Rodrigo Tissera, cofundador de Kilimo, comenta que en el sector existe una tendencia a regar de más los cultivos.
“En promedio, hemos visto que se sobreriega entre un 30% y un 50%. Esa es una de las principales ineficiencias que hay en el sector”, precisa.
Causas
¿Por qué las empresas agroexportadoras están regando en exceso? Tissera señala que esto se debe principalmente a dos factores.
“Los suelos de la costa peruana tienen un 95% de arena, lo que les da una capacidad retentiva muy baja. Es decir, no se puede usar la tierra a manera de reservorio de agua, por lo que se necesita aplicar riego diariamente”, indica.
De otro lado, Tissera explica que al tratarse de cultivos de muy alto valor (uvas, paltas, arándanos, cítricos o espárragos), ante el riesgo de no conseguir los rendimientos esperados, los agricultores optan por gastar más recursos, entre ellos agua y fertilizantes.
“Esto es contraproducente porque ninguna planta reacciona bien cuando la riegan de más. Incluso puede producir anoxia, es decir, falta de oxígeno en la parte radicular, lo que deteriora el cultivo. Hemos encontrado esto en Chile, Argentina y Perú”, comenta.
Sobre el caso peruano, Tissera comenta que los resultados son heterogéneos tras regular el uso de agua. Por ejemplo, en algunos cultivos, un 20% menos de riego aumenta el rendimiento en 3%, mientras que en otros, con una reducción del 10%, el rendimiento puede crecer en 20%.
“Otro problema es que el agua en el Perú no tiene el valor que debe tener. Las empresas pagan un permiso anual que implica un pago irrisorio y solo incurren en gastos por bombeo. Así, al tener agua de tan bajo costo, terminan regando de más. La falta de un precio real de este recurso es un enemigo invisible para la misma industria”, complementa.
Metas
Kilimo se encuentra formando un equipo en el Perú para acelerar su crecimiento. Tissera comenta que la meta para este año es llegar a 20 clientes en total y cubrir entre 1,500 y 2,000 hectáreas con sus servicios.
“Nuestra empresa, a cambio de un costo por hectárea, ofrece servicio de monitoreo de riego, recomendaciones diarias o semanales acerca de cuánta agua usar en los cultivos, imágenes satelitales de alta resolución y soporte técnico por parte de ingenieros agrónomos”, indica.
Moisés Navarro Palacios – Gestión
