En medio de crecientes preocupaciones sobre la deforestación en México y su impacto en la biodiversidad, más de 25 organizaciones han dirigido una solicitud urgente al Departamento de Estado de Estados Unidos. La petición es clara: detener las importaciones de palta mexicana provenientes de áreas recientemente desforestadas en el país.
Según la carta enviada por estas organizaciones, la deforestación ilegal está amenazando el hábitat de la mariposa monarca, una especie icónica cuya supervivencia se ve comprometida por estas prácticas destructivas. Este llamado busca hacer eco de las promesas internacionales de ambos países para detener la deforestación y proteger la biodiversidad.
Una estadística alarmante proporcionada por el Centro para la Diversidad Biológica revela la magnitud del problema: se estima que cada día se talan unos 10 estadios de fútbol americano en México para dar paso a zonas de producción de palta. Este ritmo insostenible está teniendo consecuencias devastadoras para los ecosistemas locales y la vida silvestre.
México es el principal proveedor de palta de Estados Unidos, con cifras que asombran: en 2018, el país suministró casi el 90% de la fruta consumida en suelo estadounidense. Las importaciones de palta fresca mexicana han alcanzado cifras récord en los últimos años, superando las 2.400 millones de libras en 2023, con un valor de mercado de 2.700 millones de dólares.
Tanya Sanerib, directora legal internacional del Centro para la Diversidad Biológica, resalta la ironía detrás de estas estadísticas. Mientras Estados Unidos disfruta de la popular palta en sus tostadas y celebraciones, su demanda está alimentando la destrucción ambiental en México. Detener las importaciones de palta de áreas recientemente deforestadas es una medida urgente para proteger la vida silvestre y cumplir los compromisos globales de conservación forestal.
El cultivo de palta requiere grandes cantidades de agua, agotando los recursos hídricos locales y dejando a los bosques vulnerables a incendios y enfermedades. Además, la deforestación conlleva amenazas a inspectores gubernamentales y violencia contra quienes se oponen a estas prácticas destructivas.
El llamado de las organizaciones es claro: es hora de dejar de apoyar productos vinculados a actividades ilegales. Se necesita un sistema que premie a los productores respetuosos de la ley y excluya a aquellos que contribuyen a la deforestación y la degradación ambiental.
