mayo 8, 2024

Contando la historia: El origen del arado

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Se tiene antecedentes de que los primeros arados, conocidos como tales, datan alrededor de 3.500 años antes de Cristo. Fueron las civilizaciones situadas en Oriente Medio donde los pueblos de Mesopotamia llevaron a cabo la labor de inventar este instrumento. En concreto las civilizaciones entre el Éufrates y el Tigris.

Estos ríos fertilizaban las tierras y regiones por las que iban transcurriendo. Gracias al agua los pueblos asirios y los caldeos obtenían gran parte de su riqueza de la rudimentaria agricultura que practicaban por aquel entonces. Los trabajos duros hicieron que intentaran utilizar un aparato que les ayudaba y simplificaba bastante su labor de siembra.

Los primeros instrumentos que se parecían a los futuros arados estaban realizados completamente en madera: utilizaban ramas de una sola pieza que se asemejaban enormemente a la forma de los arados tal y como luego los conoceríamos. Eran ramas con forma de horquillas y ellos se ayudaban de animales para tirar de ellos. Pero incluso muchas veces ellos mismos tenían que tirar de esos primeros arados ante la ausencia de animal que poder utilizar.

Al principio para abrir el surco en la tierra el hombre era el que tiraba de ese artilugio recién encontrado. Sería mucho más tarde, alrededor del año 3.000 antes de Cristo cuando comenzaron a utilizar con mayor asiduidad los animales. Hablamos de los bueyes, un animal fuerte y tranquilo que cuadraba a la perfección en la función de tirar del arado.

Fueron los romanos quienes añadieron a esos arados una pieza fundamental para facilitar el realizar los surcos: las cuchillas de hierro que ahondaban en la tierra. En la Edad Media se comenzó a usar el arado con rejas y cuchillas, sobre todo en los suelos más duros en las zonas del interior de Europa.

En 1730 un holandés llamado Joseph Foljambe construyó en Inglaterra el arado denominado Rotherham de forma triangular y mucho más práctico y sencillo para realizar las labores de siembra. Este momento fue el marcó el comienzo en la fabricación industrial del arado.

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