Máximo Torero, economista jefe de la FAO, alerta sobre la crisis alimentaria global, desencadenada por factores como la guerra entre Rusia y Ucrania, que impactó los precios de alimentos y fertilizantes clave. Aunque algunos efectos se han normalizado, la persistente inflación limita el acceso a la nutrición en áreas vulnerables.
Torero destaca la importancia de diversificar los países exportadores de cereales para reducir la vulnerabilidad ante shocks. A pesar de que Rusia ha logrado estabilizar los precios de los fertilizantes, el efecto inflacionario global dificulta la reducción de precios finales de alimentos, afectando a regiones como África y América Latina.
En el contexto peruano, se revela un retroceso en el Índice Global del Hambre. Carolina Trivelli, del IEP, señala que el aumento de la pobreza pospandemia en Perú afecta el acceso a la alimentación. Datos alarmantes indican que el 57% de los encuestados en septiembre de 2023 se quedaron sin alimentos debido a limitaciones económicas.
La agricultura peruana enfrenta desafíos, con departamentos en situación “grave” según el Índice Global del Hambre. La falta de dirección en las políticas estatales, combinada con la complejidad pospandemia, la inflación y el deterioro del mercado laboral, contribuye a la crisis alimentaria. Además, se destaca que la restricción en Perú no es la escasez de alimentos, sino el acceso económico.
El aumento en la privación alimentaria lleva al 70% de los encuestados a reducir su consumo de alimentos, generando soluciones comunitarias como las ollas comunes. La situación subraya la urgencia de abordar la crisis alimentaria, especialmente en la agricultura, mediante medidas efectivas a nivel nacional e internacional para garantizar la seguridad alimentaria y mitigar los impactos adversos en el acceso a alimentos esenciales.
