En colaboración con las autoridades locales y regionales, los productores entrenados por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) están llevando a cabo un trabajo integral para prevenir la propagación de la plaga de roedores en 15 regiones del país. Este esfuerzo conjunto se centra en prácticas de manejo integrado, abordando desde la limpieza de canales hasta la aplicación de buenas prácticas de almacenamiento de granos y productos animales. Asimismo, se incluyen acciones como desmalezado, mantenimiento de pircas y la eliminación de madrigueras, todas cruciales para reducir el impacto de la plaga en los cultivos. Estas responsabilidades recaen tanto en los productores como en las asociaciones de productores, subrayando la importancia de un enfoque coordinado.
La efectividad de estas medidas se revela en la evaluación constante de alrededor de 7,821.25 hectáreas en regiones críticas, donde el Senasa realiza un monitoreo permanente. La detección temprana se presenta como clave para la protección de cultivos vitales como la chirimoya, palta, ají, maíz, habas, hortalizas, cebada, trigo y papa. A pesar de la implementación de acciones masivas de control químico, se destaca la necesidad de un trabajo previo de orden y limpieza en las parcelas, ya que sin estas condiciones, la plaga persistirá y los niveles de infestación podrían aumentar.
El control químico, utilizando rodenticidas agrícolas, debe ser ejecutado solo después de completar las actividades mencionadas y únicamente si los índices de captura siguen siendo elevados. Simultáneamente, se enfatiza la importancia de un plan integral de desparasitación de animales domésticos y de crianza para prevenir zoonosis relacionadas con la aparición de pulgas. Este enfoque holístico no solo busca proteger los cultivos, sino también la salud general de la comunidad agrícola.
